
El cambio de nombre de la revista La Vasconia, editada en Argentina, que en su décimo aniversario pasó a denominarse La Baskonia, supuso una profundización en las señas de identidad del país.
Los años de transición entre los siglos XIX y XX fueron tiempos de intensa producción baskozale. Se homogenizó la ortografía propia de la lengua baska, adoptando el abecedario actual; del fuerismo nació el nacionalismo de Sabino Arana, y se editaron numerosas revistas y libros que ensalzaban tanto la lengua baska como el país.

En este ambiente nació en Buenos Aires la revista La Vasconia. El primer número se publicó el 10 de octubre de 1893 y, diez años después, en su décimo aniversario —en el número 334 del 10 de enero de 1903— la revista pasó a llamarse La Baskonia, escrita con B y k. También se adoptó la forma Nabarra, sustituyendo la habitual v por b.

Para completar el cambio, se rediseñó la mancheta, actualizando tanto el estilo como la tipografía a la estética del nuevo tiempo. Todo ello encajaba con la eclosión intelectual de la época, literaria, estética o económica concretada en ejemplos como el esplendor de la nueva arquitectura bonaerense, símbolos todos ellos de la pujanza de la Argentina de la época.
Esta actualizada forma de escribir adaptada a los nuevos tiempos se trasladó a todos los textos de la publicación hasta su cancelación en 1943, y fue adoptada también en otros libros y documentos editados en ese entorno. Si bien el nombre del país se escribía como Baskonia, la lengua y el gentilicio eran baska y basko, respectivamente.
La explicación del cambio aparece detallada en dos artículos sucesivos: el primero, en el citado número 334 (pág. 115), y el segundo, en el número 335 del 20 de enero (págs. 127 y 128).
El texto en cuestión se titula Cambio de ortografía. “La Baskonia” y no “La Vasconia”, y en él el articulista expone las razones del cambio invocando a Bartolomé José de Gallardo, quien se expresaba así:
“Tiempo es ya de que los baskongados apliquen a la euskera su ortografía simple y natural; pues no hay lengua alguna que la iguale en esto y no se arguya la costumbre, pues las malas costumbres hay que abandonarlas……”
Sigue desarrollando ideas clave, como:
“Así ha llegado la época de la reforma gramatical del baskuence”
“Estamos en el día de las reivindicaciones, de todas las reivindicaciones”
“Empecemos por cualquier cosa, por insignificante que sea: por la ortografía, para proceder en orden natural, de lo menos á lo más”
“Empecemos por cualquier cosa, por insignificante que sea: por la ortografía, para proceder en orden natural, de lo menos á lo más”
“Y en nuestro país hierve un fermento de vida, visible en sus efectos”
“Por de pronto se atiende a la reconstrucción del idioma. Se crean cátedras de enseñanza del basko…”



Las tres páginas en la que justifican el cambio de nombre por La Baskonia. Izquierda: número 334 (pág. 115), centro y derecha, número 335 del 20 de enero (págs. 127 y 128).
Fueron muchos los intelectuales que apoyaron esta tendencia y optaron por escribir el nombre de Baskonia de esta manera. El más célebre de todos ellos fue el gran Arturo Campión, quien en su trabajo publicado en 1907, titulado “Sobre los nombres de la antigua Baskonia”, utilizó términos como Baskones, Baskuence o lengua de los Baskos, todos ellos iniciados en B y con la k central.
Sirva este pequeño texto como reconocimiento a quienes trazaron esta forma de escribir, que la hago propia: Baskonia como nombre del país, basko el gentilicio y la lengua baska.