
Estos días ha aparecido publicada en los medios de comunicación la noticia de que la Spri ha creado una plataforma denominada BasKeep que busca la continuidad de empresas baskas en dificultades y, para nutrirla, ha firmado un acuerdo con el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.
Desconocía la existencia de esta Plataforma, pero su nombre me ha llamado la atención. En una primera instancia he creído que, por fin, nuestro Gobierno ha emprendido una práctica por la que incorpora en sus nuevas marcas la k, partiendo de la forma Baske con k en vez de Basque con qu.
Si alguien desea ahondar en las razones de esta posición, puede leer el post que escribí en su día con el título “Ahora que todo es Basque, ¿No es mejor escribir Baske?”
Aunque no conozco el detalle del proceso creativo del denominativo ahora presentado, se puede aventurar que el urdidor de la marca ha juntado el concepto anglo Keep, que tiene la significación de mantenerse, continuar, perdurar, con la matriz Baske o Basque que indica su ámbito de actuación.
Al darle la forma definitiva al nuevo nombre, quizás haya ocurrido que al juntar la palabra Basque, que tradicionalmente se escribe con qu, con el término Keep les pareciera que BasqueKeep quedaba algo feo, con dos sonidos iguales repetidos en el centro pero escritos de dos formas diferentes una -que y la otra -ke.
Y así se hayan encontrado con la disyuntiva de cuál de las dos formas elegir, Basqueep o Baskeep. Por supuesto se ha elegido la que mantiene la palabra inglesa íntegra, que es la que explica la naturaleza del servicio que ofrece la Plataforma. Escribir la palabra Keep como Queep quedaría muy raro y, probablemente, no se entendería.
Es posible que el nombre escrito esta vez con k no sea más que una suerte del destino y no tenga nada que ver con mi propuesta de escribir con k, pero me ha hecho ilusión. Probablemente no sea más que una ilusión óptica, que pronto se desvanecerá con el siguiente nombre que se presente, pero mientras dure está bien.
Además quiero añadir que, en general, me gusta la idea de que a los nuevos servicios que se crean desde las instituciones se les dote de una marca con un nombre definido, que en la medida de lo posible, sugiera o explique lo relativo al servicio ofertado. Es el caso de la marca que nos ocupa, BasKeep.
Porque la otra vía suele ser más abigarrada, generalmente se denomina de una forma larga explicativa el quehacer del nuevo ente y, como su longitud no permite pronunciarla enteramente se recurre a generar un acrónimo. Como ejemplo de lo que deseo expresar valga esta misma plataforma de la que se está valorando la construcción de su marca, podría haberse llamado en vez de Baskeep, Plataforma Vasca de Inversión para la Continuidad Empresarial, PVICE. Es mejor nombre Baskeep que el acrónimo PVICE, no tengo duda.
Aunque a decir verdad creo a nuestras instituciones corresponde poner nombres en euskara, al fin y al cabo es un factor de diferenciación fundamental de nuestro país. En el caso que nos ocupa no se me escapa que muchos de los inversores van a ser de allende nuestras fronteras, pero a estos tampoco tiene por qué decirles mucho un nombre como BasKeep, que si no se les explica su significado, pueden tener dificultades para comprenderlo.
Máxime cuando la Plataforma, en su apartado dirigido al inversor, utiliza el término Euskadi para definir en espacio geográfico al que pretende dar respuesta, transcribo los términos con los que se presenta “Una sola plataforma donde encontrarás diversas oportunidades de inversión en Euskadi”, “Si buscas oportunidades de inversión en Euskadi a través de negocios ya en marcha”.