Bautizo a mi país como eSwatini. Yo el Rey

king-of-eswatiniLa antigua Swazilandia lleva cerca de un año con el nuevo nombre oficial de eSwatini. Así lo decidió y anunció su Rey, Mswati III, el día 18 de abril de 2018, en la celebración del 50 Aniversario de su independencia del Reino Unido.

El último Rey absolutista y polígamo de África, que como monarca absoluto puede tomar por sí mismo este tipo de decisiones, adujo dos razones para proponer este cambio de nombre. Una práctica, la otra identitaria.

La razón práctica la explicó de forma sencilla y clara “cuando vamos al extranjero, la gente se refiere a nosotros como Suiza”. Es evidente que, en inglés, Swaziland es un nombre cercano a Switzerland, la confusión puede darse.

Parece una razón convincente. eSwatini es un país pequeño, con 1,3 millones de habitantes, para las dimensiones de los estados africanos, y si lo comparamos con Suiza en Producto Interior Bruto, el del país europeo es 50 veces mayor que el del país africano. Son datos concluyentes para que la confusión sea favorable al país helvético.

La razón identitaria también la explican de forma clara. Swazilandia es un nombre heredado de los colonizadores europeos, aunque fue uno de los pocos países que optó por no cambiar el nombre tras lograr su independencia. El nuevo nombre eSwatini, con e minúscula inicial, aunque en inglés lo escriben Eswatini y en castellano Esuatini, tiene el mismo significado que el nombre anglófilo anterior, significa “Tierra de los Swazis” pero en su propio idioma y es la forma generalmente utilizada por su población local.

Se ha comentado, si este cambio de nombre, no supone una distracción más de los problemas reales del país. Con una esperanza de vida de 58 años, el 12º puesto peor del mundo, con cerca del 26% de la población  infectada de sida y el 63% viviendo por debajo del umbral de la pobreza, se puede añadir que su monarca posee una fortuna personal de 200 millones de dólares y la mayor parte de su riqueza la detentan 15.000 personas. Todo ello completa un mix  de datos que justifica posibles sospechas.

Tampoco ha faltado contestación política, el activista de derechos humanos Thulani Maseko, solicitó al Tribunal Superior la suspensión del cambio de nombre por su alto costo en un país con ínfimos recursos y haber tomado la decisión sin una consulta pública. En favor de la consulta se han posicionado también otros líderes sindicales y políticos.

El bloguero Darren Olivier ha calculado, en base a cifras aportadas por las empresas para su cambio corporativo, que el cambio supondrá un 10% del 6% de los ingresos estatales que se dedican a la promoción del país, con lo que la inversión ascenderá a 6 millones de US$, lo que supone una cifra muy elevada para un país en una situación económica caótica. Critica también la decisión por carecer de planificación estratégica y no haber previsto la confusión que puede suponer para inversores extranjeros y la exportación de sus productos, principalmente textiles.

Si bien, con este cambio de denominación, parece que se logra su doble objetivo, como son el perseguir una mayor personalidad internacional y el superar su pasado colonial reafirmando su identidad africana. De hecho, el mismo cambio de nombre ha logrado un impacto importante, basta reconocer el eco obtenido en los medios de comunicación de todo el mundo.

En el campo internacional el nuevo nombre ya se ha aceptado mayoritariamente. Internamente, tiene la gran ventaja de que era una denominación que ya se utilizaba en el habla local, aunque el paso al nuevo nombre ha obligado a actualizar la denominación de todos los estamentos e instituciones, como la Policía, las fuerzas de defensa o la propia universidad, cambio que se ha realizado en una mayoría de empresas e instituciones de manera progresiva. En los códigos ISO siguen SA y SWZ como identificativos del país. El dominio país para internet sigue siendo SZ, lo que produce un pequeño desajuste.

Este país verde, con montañas, que limita con Mozambique y Sudáfrica, desconocido y hermoso, donde el turismo es escaso, donde su rey toma las decisiones de forma personal, incluso el nombramiento del primer ministro, aunque ahora existe un parlamento electo sin partidos que compitan pues están prohibidos, rey que, por cierto, acude a muchas de sus visitas oficiales con el traje típico, que organiza un festival anual al que todas las chicas adolescentes  del país acuden a danzar con sus ligeros atuendos, capaz de mantener sus tradiciones, presenta una interesante identidad que se verá reforzada con este cambio, aunque todavía le queda un largo recorrido para su homologación democrática.

De momento, las búsquedas en internet con el nombre de Swaziland llegan a los 192 millones de menciones, mientras que eSwatini sólo alcanza los 5,1 millones. Los mapas de Google en castellano siguen mostrándolo como Suazilandia. Habrá que ver cómo funciona en un período más largo. Aunque como parece, si la aceptación interna como externa del nuevo nombre ha sido generalizada, todo hace suponer que tardará poco en generalizarse.

Con esta nueva denominación sigue la misma vía de otros países que la cambiaron anteriormente. Así Costa de Oro se convirtió en Ghana, Rhodesia del norte y del sur pasaron a denominarse Zambia y Zinbabwe, el pequeño enclave rodeado por Sudáfrica llamado Basutoland en Lesotho, Alto Volta en Burkina Faso, Zaire en Congo, etc.

 

 

 

 

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